El
método Montessori y sus interesantes preceptos educativos, son todo un
referente a nivel mundial. Su éxito se debe a sus bondadosas técnicas, pensadas
para empoderar a nuestros alumnos, responsabilizarles de sus acciones, reforzar
su autoestima y conseguir que desarrollen una personalidad armoniosa y
equilibrada.
Una
de sus ideas más fascinantes, curiosas y sorprendentemente efectivas es su “frasco de la calma”, una sencilla
técnica con la que calmar y controlar las rabietas, molestias y llantos de los
niños.
Como
bien explica su nombre, su objetivo es calmar
el estado de ánimo de nuestros chicos durante sus rabietas, ataques de
llanto o situaciones de estrés.
El
frasco es un simple bote de plástico lleno de agua, pegamento con purpurina y
brillantina que es agitado frente a sus ojos con la intención de desviar su
atención hacia los patrones y movimientos del líquido. Acompañando la acción de
música tranquila, un tono cordial e instrucciones sobre su respiración, iremos concentrándole
en el objeto consiguiendo que se calme.
Poco
a poco le iremos haciendo consciente de la relación que hay entre despejar la
mente, cuidar la respiración y la reducción del miedo, el estrés y la ansiedad.
Ahí tenéis un ejemplo: